domingo, 20 de febrero de 2011

Sabato y la libertad burguesa

Por la libertad

Como muchos intelectuales latinoamericanos, Ernesto Sábato rompió con la revolución cubana y el totalitarismo, en aras de la libertad. Así lo escribió en El Comercio*.

Domingo 20 de Febrero del 2011

Escritores y artistas del mundo pidieron un referéndum en Cuba para que el pueblo decida si está o no de acuerdo con el régimen imperante.

Lo firmé pese a no compartir ciertas consideraciones, porque de no hacerlo podría entenderse que apruebo al gobierno cubano, y no lo apruebo.

Siempre estuve por la justicia social y la liberación de los pueblos oprimidos, he combatido toda clase de imperialismo.

Pero también he sostenido que la justicia social debe estar unida a la libertad, desde que cuando muchacho abandoné el comunismo por las persecuciones stalinistas.

Mi posición está en "Hombres y engranajes", publicado en 1951, y en "Apologías y rechazos", del año 1981.

RESPETO AL INDIVIDUO
El fin no justifica los medios innobles.

La primera condición para cualquier sociedad que se pretenda justiciera es el respeto de la persona y a su libertad.

El gran acontecimiento del siglo XX fue el abandono de la libertad por el progreso material.

La libertad burguesa no era toda la libertad; y de la desconfianza por sus precariedades se llegó a desconfiar de la libertad misma.

La libertad total no es algo que recibiremos de golpe, sino que debe lograrse día a día, para proseguir el camino y perfeccionar nuestras sociedades, hasta alcanzar la justicia social.

SALUDABLE DISENTIR
La prohibición del disentimiento, la instauración del Partido Único, la abolición de la justicia independiente y de la prensa libre, el reemplazo del Parlamento por una tragicomedia, son los rasgos esenciales de la sociedad totalitaria, en la que el hombre es reducido engranaje.

Así se implanta la paz de los cementerios.

Inglaterra, Estados Unidos y Francia, se construyeron sobre los principios enunciados por pensadores que recogieron toda la experiencia de la historia, la buena y la mala, para evitar que el hombre pudiera ser el lobo del hombre, en la medida de lo posible.

CORRUPCIÓN DEL IDEAL
Con la inevitable corrupción que los ideales sufren cuando descienden del cielo platónico, hay que reconocer que el disentimiento se ha prolongado hasta nuestros días, como para permitir que el jefe del Estado más poderoso del planeta [se refiere a Nixon] haya sido acusado por dos periodistas, luego por un modesto y desconocido juez y, finalmente, obligado a renunciar.

Los ideales se degradan en su ejercicio: la maldad y el egoísmo, la vanidad y la sed de riqueza, el insaciable hambre por el poder, ensucian y bastardean esos ideales.

LA "DEMOCRACIA"
La famosa Democracia baja a la democracia con minúscula y a la escrita entre comillas. Precisamente, la democracia parte de la idea que el hombre –como decía Hobbes– es el lobo del hombre y, para colmo, un lobo corruptible y al final siempre corrupto. Los famosos tres poderes y la libertad de información son los instrumentos mejor concebidos para lograr que la más perversa de las criaturas vivientes haga el menor de los daños.

DUALIDAD
Fedor Dostoievski afirmaba que Dios y el demonio se disputan el alma del hombre, y el territorio de combate es el propio corazón de esta criatura trágicamente dual.

En esa lucha no siempre triunfa el demonio, pues si el ser humano es capaz de las peores abominaciones, también es capaz de alcanzar las cumbres del altruismo, como en Albert Schweitzer.

Esta dualidad obliga a limitar la propensión al mal, desde los mandamientos de las religiones hasta las leyes de las comunidades organizadas. Una ley aceptada por la comunidad y una justicia para aplicarla –independiente de los que detentan el poder– es lo único que puede asegurar una existencia digna.

(*) Versión editada. Este artículo fue publicado originalmente como "Mi posición frente a Cuba" en la edición de El Comercio, 2 de abril de 1989. El texto completo puede ser leído en www.comercio.pe

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